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Bellezas de Taiwan

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Costa Nordeste de Taiwan

¿Taiwan está lejos? La verdad, cerca no está, pero viajar significa atreverse vivir, porque muchas veces el alejamiento se ve compensado con los descubrimientos que hacemos en nuestro viaje y en el que los kilómetros, sean estos cientos o miles, se convierten en experiencias grandes.

Taiwan, a pesar de no estar precisamente cerca, es una isla maravillosa, el nombre que le dieron los portugueses, Formosa (hermosa) ya lo dice todo. Con ese arte especial que tienen los orientales de conciliar paisajes y monumentos – es extraño que en un paisaje especialmente bello no se alce un templo- los ciudadanos de Formosa pueden presumir de ser residentes de una de las «islas bonitas» del mundo.

Costa Nordeste

Un lugar especialmente bello es el Área Turística de la Costa Nordeste. Aquí es posible encontrar playas espléndidas, como la de Fulung (una de las mejores), bellos paisajes y espacios rurales llenos de encanto. El Parque Costero de Yenliao une lo bueno del mar con otros alicientes, como son los paisajes de dunas, arenales, estepas, montes, arroyos, arrecifes y arrozales cultivados en terrazas. Las instalaciones de este parque costero incluyen pabellones de madera y senderos, de marcado carácter chino y otras muchas que lo convierten en un lugar especialmente atractivo para pasar unas vacaciones.

Yuanlin Park

Yuanlin Park


En esta área turística hay también otros parajes bellísimos, como el Parque Ribereño de Lungmen, en la desembocadura del río Shuanghsi, con magníficos paisajes, senderos para caminar y viajar en bicicleta, posibilidad de practicar deportes náuticos y acampar en el zona más extensa de acampada de todo Taiwan, abierta al público en 1991. Dentro de esta zona de acampada hay lugares adaptados para cocinar, una amplia pradera, aparcamientos para caravanas y plataformas de madera cubierta.

Dentro del Área Turística de la Costa Nordeste encontraremos otros parajes fantásticos, como las fumarolas de Toucheng y Chiaohsi, la costa este, las montañas del interior o la zona de Wulai. Este lugar es interesante no sólo por sus paisajes, entre los que hay que destacar la cascada que se precipita en medio de una vegetación lujuriante, sino por la riqueza etnográfica de este emplazamiento, donde aún pueden verse diversas manifestaciones culturales de la tribu atayal, como sus danzas y ceremonias.

Montaña Cabeza de León

Otro lugar sumamente atractivo es la Montaña de la Cabeza del León, que se encuentra situada a poco más de una hora en coche desde Taipei. La naturaleza y el arte conviven en armonía en este hermoso lugar en el que se alzan numerosos templos, monasterios budistas y tumbas. En realidad no se puede hablar de una única montaña, sino de un conjunto de colinas siempre verdes, cubiertas de magníficos bosques.

La entrada al recinto queda marcada por un antiguo arco de piedra que da acceso a nada menos que ¡5.000 escalones! que conducen al Pabellón situado en la cumbre, la «cabeza», un esfuerzo considerable para ver la Luna… si no fuera porque desde los alto del Pabellón, en medio de los maravillosos bosques y colinas que lo circundan, nuestro satélite merece ciertamente el calificativo de «casta diva» que le dedican en la ópera «Norma», claro, salvando las diferencias de tiempo y espacio.

Fortaleza Keelung

Fortaleza Keelung


Una vez que se ha llegado a la cumbre, el camino de regreso es distinto, a través de senderos que descienden y que nos llevan entre templos budistas, donde podemos ver las hermosas imágenes de oro y las ceremonias llevadas a cabo por monjes y monjas. Algunos de estos monasterios brindan su hospitalidad en forma de comida vegetariana y un sencillo alojamiento abonando sólo una pequeña cantidad para cubrir los gastos. El final de nuestro camino es, lógicamente, la «cola del león», pero el recorrido habrá sido inolvidable, no sólo por la belleza de los templos, sino por la exuberancia del paisaje, entre flores, bosques y bambú. Imposible imaginar un paisaje más evocadoramente chino.

Templo de Tsu Shih

Mucho más cerca de Taipei, a poco más de veinte kilómetros de la capital de Taiwan y muy cerca de Yingko, se encuentra uno de los templos más hermosos de toda la isla, el templo Tsu Shin, cuya bellísima arquitectura y ornamentación ha servido de modelo a posteriores templos chinos. Fue construido en el último tercio del siglo XVIII, pero los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial lo dejaron prácticamente destrozado. Para no perder uno de los conjuntos más valiosos de su patrimonio, las idades de Taiwan procedieron de inmediato a su restauración, pero los daños causados y lo complicado de la misión emprendida han obligado a que las labores de recuperación del templo se hayan prolongado a lo largo de 40 años y aún no estén concluidas.

Hongmaogang Cultural Park

Hongmaogang Cultural Park


La visita al Templo de Tsu Shih es, más bien un homenaje a los artesanos que llevan a cabo las labores de restauración y una aproximación a las técnicas empleadas en tiempos pasados en la edificación de edificios semejantes. Entre lo ya rehabilitado o de nueva hechura, destacan los trabajos en bronce, con los bajorrelieves que representan escenas históricas, ocho estatuas y 156 columnas del mismo material, además de los leones de piedra y las tallas en madera de alcanforero.

Costa Norte de Taiwan

De auténticas esculturas creadas por el oleaje marino y la fuerza del viento y la lluvia pueden calificarse las formaciones rocosas de Yehliu, en la costa norte de Taiwan. Las formas adoptadas por la piedra erosionada son ciertamente curiosas, como la roca que semeja el perfil de la reina egipcia Nefertiti, la «zapatilla», utilizada por los pescadores como plataforma o unos huevos que, de no ser de piedra, serían grandes hasta para un dinosaurio, que pueden localizarse en cualquier punto de este paraje.

El resto de la costa es magnífica, en la que la piedra arenisca y la lava han sido talladas por los elementos de forma caprichosa. No muy lejos se encuentra Keelung (a poco menos de tres cuartos de hora por carretera desde Taipei), un lugar en el que han dejado sus huellas numerosos pueblos, como los españoles, portugueses, holandeses, franceses y japoneses y es más: se cuenta que Keelung allá por el siglo XVI era la base desde la que partían los barcos piratas japoneses, como recuerdo de pasados tiempos quedan los fuertes erigidos sobre los distintos promontorios de la ciudad que, desgraciadamente, también fue sacudida por un terremoto.

Costumbres en Taiwán

Costumbres en Taiwán


En Keelung lo más llamativo es la colosal estatua blanca de la Kuan Yin, la diosa budista de la misericordia, erigida sobre una de las colinas que dominan la ciudad. La propia estatua, hueca, cuenta con diversas aberturas que la convierten en un hermoso mirador sobre la ciudad y el mar.

Parque Nacional Yangminshan

En cualquier parte, el Parque Nacional Yangmingshan podría ser considerado un jardín, pero no lo es. Está cerca de Taipei, en dirección norte y, a pesar de no ser demasiado extenso, su belleza basta para convertirlo en un lugar único: arrozales en terraza, cascadas, cráteres volcánicos, geiseres, lagos, bosques y numerosos espacios que no defraudarán a los visitantes. Su riqueza natural es considerable y su fauna variada y de gran interés; está formada, entre otras especies animales por mamíferos (incluidos los monos); anfibios, reptiles, aves e insectos, siendo las montañas Mintien y Tatun los mejores espacios para la observación de pájaros y mariposas.

En primavera son muchos los visitantes que concurren en este parque nacional, cuando las azaleas y los cerezos están en plena floración y el parque es un derroche de perfumes y colores.

Parque nacional Taijiang

Parque nacional Taijiang


Ya que hemos hablado tanto de Taipei como base de nuestras excursiones por la isla de Taiwan, la antigua isla Formosa, bueno es que dediquemos ahora nuestro tiempo a dar un paseo por la capital. Podemos dejarnos llevar por la modernidad u olvidarnos totalmente de ella, podemos elegir, pero eso no diferenciaría demasiado a Taipei de otras ciudades de extremo oriente y nos haría perder de vista todo el exotismo, el sabor auténticamente chino de la ciudad y dejar a un lado sus tradiciones multiseculares.

Templo Lungshan

Una muestra de esa misma tradición es el espléndido Templo Lungshan o de la Montaña del Dragón. Fue construido en 1740, pero a lo largo del tiempo las catástrofes naturales y las guerras lo han hecho cambiar de fisonomía. No obstante su arquitectura merece que lo visitemos para descubrir sus bellezas, como las columnas de piedra y los tejados adornados con dragones.

No debe extrañarnos que a este templo acudan gentes de distintas religiones (taoistas, budistas o cualquier otra religión) para pedir el auxilio de Kuan Yin, Kuan Kung, Matsu o cualquier otra divinidad que desean se muestre propicia.

Templo de Longshan

Templo de Longshan


Sorprende por sus grandes dimensiones, el monumento a Chiang Kai-shek, del que se alza una gran estatua de bronce; dentro de este complejo se incluyen diversos pabellones, entre los que destaca el Teatro Nacional y la Sala de Conciertos, ante los que se extiende una gran explanada.

Museos

Taipei cuenta también con varios museos, algunos muy interesantes, como el Museo Nacional de Palacio, cuyas colecciones proceden de la propia colección imperial china y se componen de más de 620.000 objetos artísticos; el museo presume de conservar las piezas más excepcionales de la colección que es tan amplia que no puede exhibirse al completo en la muestra permanente, ya que una buena parte de la colección de pinturas, porcelana, bronce o jade; está prohibido fotografiar los objetos expuestos, así que es mejor dejar la cámara guardada, pero si, por despiste, la llevamos, nos la pueden guardar hasta que terminemos nuestra visita.

Otro lugar digno de mención y de visita es el Mundo de Ayer, que permite conocer una amplia panorámica de la historia, la mitología, el folklore, las tradiciones, la artesanía y la cultura chinas; aquí es posible asistir a representaciones de ópera china y otros espectáculos tradicionales los domingos y días festivos en un escenario al aire libre.

Jardín de la familia Lin

Y para terminar nuestro recorrido por la capital de Taiwan, un apacible paseo por uno de sus jardines más hermosos, el de la Familia Lin, en el distrito de Panchiao. Tanto las edificaciones de la villa como los jardines son un genuino exponente de la arquitectura y el diseño tradicionales chinos, en una exquisita armonía entre los elementos que simbolizan la naturaleza y los edificios construidos.

Si, de acuerdo, Taiwan está muy lejos, pero después de esto ¿a que apetece conocerlo? ¿Y los miles de kilómetros? Eso es un simple inconveniente.

2 comentarios

  1. Rosa Iris Escobar Lazo

    07/04/2016 at 06:09

    Falta mini china y otros, yo fui a Taiwan es bellísima e inolvidable

    • ANA

      02/05/2016 at 20:10

      Gracias por tu sugerencia 🙂

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