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Guatemala colonial

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La ciudad conserva bonitos lugares

Si miramos un mapa de América, vemos que Guatemala está justamente en el centro del continente, con la misma separación entre el extremo norte y el extremo sur. Guatemala conserva incontables bellezas, tanto naturales como artísticas: selvas, lagos, volcanes, playas, impresionantes restos arqueológicos de la cultura maya, tipismo, edificios coloniales… La opción cultural es una de las que más visitantes atrae: el mestizaje de culturas, estilos, arte y folklore son atractivos irresistibles de este pequeño pero hermoso país centroamericano.

La huella colonial ha sido conservada primorosamente por los guatemaltecos. El arte español, importado en la época de la conquista, adquirió una personalidad propia, claramente definida, una impronta apreciable en monumentos bellísimos y en conjuntos llenos de encanto.

A las órdenes de Hernán Cortés, Pedro de Alvarado, con trescientos soldados españoles y otros tantos indios entró en Guatemala y, tras unos meses de guerra, consiguió someter al país maya. Poco tiempo después Alvarado, en 1524, fundaba Santiago de los Caballeros de Guatemala, sobre los restos de Iximché, la antigua capital de los cachiqueles.

La Antigua Guatemala, a los pies del Volcán de Agua, a cuarenta y cinco minutos de la Ciudad de Guatemala, fue la primera capital del viejo Reino de Guatemala. La Antigua Guatemala conserva bellísimos edificios coloniales y la armonía y la serenidad conforman este apacible enclave, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Sufrió los efectos devastadores del terremoto de Santa Marta en 1773 y muchos de sus más bellos monumentos fueron irremisiblemente destruidos, pero esas ruinas no han perdido la belleza ni la magia. Abandonada desde esa fecha, renació con el paso del tiempo. Hoy la Antigua Guatemala es uno de los mayores atractivos de todo el país.

Los bellísimos conjuntos de la vieja ciudad, que es necesario recorrer a pie para admirar mejor la hermosa Antigua Guatemala. La Plaza Mayor, también conocida como El Parque con su de las Sirenas del siglo XVII y la elaborada talla de sus fachadas, será el centro de nuestro recorrido por sus monumentos. Muy cerca, el Palacio del Ayuntamiento presenta una curiosa doble arquería. Otros monumentos de interés son, la catedral, neoclásica y de cinco naves, el Portal de las Panaderas, las iglesias de El Carmen y la Merced, la casa Popenoe, el Museo de San Carlos y el Palacio de los Capitanes Generales, que cumplió funciones tan diversas como Casa de Moneda o Cuartel de Dragones. El Museo de San Carlos conserva numerosas muestras del arte colonial, como las inefables imágenes religiosas, tan codiciadas por los expertos y los coleccionistas.

Las calles, estrechas, recoletas, siempre tienen una sorpresa que ofrecer al viajero: una , un rincón, una farola o un coqueto y acogedor café en el que sentarse tras haber recorrido la Antigua Guatemala, la que fue ciudad más bella de toda América y hoy poseedora del título que la acredita como Patrimonio de la Humanidad, concedido por la UNESCO.

La Ciudad de Guatemala fue construida en el siglo XVIII, tras la destrucción de la Antigua Guatemala, hasta entonces capital del antiguo Reino. La Real Audiencia decretó entonces levantar una nueva ciudad en el Valle de la Ermita. Al construir la nueva ciudad, el temor a sufrir un nuevo terremoto hizo que se modificaran los criterios a la hora de levantar los edificios: las torres serían bajas, las casas solo tendrían un piso y los muros gruesos y fuertes, en contra de la ligereza que dominaba en las antiguas construcciones destruidas por el terremoto.

El barroco, tan arraigado, por imperativo de los nuevos tiempos, fue sustituido por el neoclasicismo, pero el arte guatemalteco ha sabido asimilar todas las tendencias para luego imprimirle su muy particular sello y así nos encontramos exteriores neoclásicos e interiores barrocos con ciertos toques coloniales. El resultado no puede ser más heterodoxo y sin embargo resulta sorprendente la armonía que puede alcanzarse con semejante mezcla de estilos. Ejemplos claros de lo dicho anteriormente son las iglesias de la Merced, del Carmen, Santa Rosa o las Capuchinas.

Quetzaltenango, al oeste de Guatemala, es otro interesante conjunto urbano. El estilo dominante es el neoclásico, elegante, sereno, equilibrado. El Teatro Municipal, la Penitenciaría, el Pasaje Enríquez, el Instituto para Señoritas o diversas viviendas privadas son ejemplos claros del mesurado neoclasicismo. Quetzaltenango es una ciudad preferida por los artistas que, en buen número, han elegido la ciudad como residencia y que en los Juegos Florales que se celebran anualmente en diversos puntos de la ciudad en los que dan a conocer su arte al aire libre.

En Totonicapán encontramos un curiosísimo templo, San Andrés Xecul. El color amarillo dominante, contrasta con el resto de los vivos colores que decoran su fachada. Imágenes, columnas, portadas, ventanales, campanarios, todo ha recibido un detalle de color, un adorno pictórico entrañablemente naif , con las mismas repeticiones de colores y dibujos de cualquiera de los tejidos artesanales que se encuentran en los mercados al aire libre. Fíjense en la multitud de angelitos de alas rojas y ropajes azules que se asoman en la fachada. Luego, en su interior, observen la riqueza del retablo.

Subiendo al noroeste del país, en la costa caribeña, nos encontramos la mole del Castillo de San Felipe, con sus cañones aún dispuestos a defender a la ciudad de los frecuentes ataque de los piratas que asolaban las costas del Caribe, en busca de las riquezas que almacenaban los barcos prestos a transportarlas a Europa.

Son numerosos los estilos artísticos de Guatemala, incluido en arte popular obra de sus numerosos y hábiles artesanos. El estilo colonial, consecuencia feliz de las influencias recibidas, es motivo más que suficiente para acercarse a Guatemala y dar románticos paseos por sus calles antiguas en las que, por sorprendente que parezca, cualquier español encontrará muchas más señales de identidad y retazos de su herencia cultural de las que pensaba encontrar.

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